Recomendo àqueles que não podem acompanhar o desenrolar das Olimpíadas de Xadrez, que está acontecendo em Dresden, Alemnha, que leiam o "Diário de Leontxo García" que está sendo publicado na página de Chessbase (espanhol).
Abaixo algumas reflexões retiradas da coluna referente ao dia em que Armênia derrotou a Rússia, e, que, penso, mostram o quanto longe estamos:
"Ronda 7, 20 de noviembre de 2008
Fiesta en Armenia tras tumbar a Rusia
Fiesta en Armenia tras tumbar a Rusia
Otoño de 1996, recién terminada la Olimpiada de Yereván. Aquel hombre se llamaba Gevorg, se dedicaba a vender comida a los viajeros en la curva de una carretera armenia por la que sólo pasaba un coche de vez en cuando. Allí tenía montada su pequeña parrilla, y me sirvió el mejor shaslik de cordero que he probado nunca. Además, Gevorg se sabía de memoria la alineación del equipo armenio: “Akopián, Vaganián, Lputián, Anastasián, Minasián, Petrosián”, dijo de corrido. El ajedrez es muy importante en Armenia, donde esta noche estoy seguro de que Gevorg y muchos compatriotas comerán shaslik regado con vodka para celebrar la victoria de su equipo sobre Rusia un día después de tumbar a Azerbaiyán.
Situado en una zona políticamente volcánica del Cáucaso, sin salida al mar, enfrentado duramente con Azerbaiyán por los enclaves de Nagorno-Karabaj y Najichevan, sin superar aún del todo el genocidio sufrido a manos de Turquía durante la Primera Guerra Mundial, asolado por el terremoto de 1988, Armenia es un país pequeño, exsoviético, con una historia rica, convulsa y dolorosa, y con una de las culturas más antiguas del mundo. Un país así necesita motivos para estar muy cohesionado, para mantener su identidad por encima de cualquier peligro o amenaza. El ajedrez es un buen motivo, por su poder simbólico; por tanto, los ajedrecistas armenios juegan las Olimpiadas como si en ello les fuera la vida. Eran novenos en el escalafón inicial, y ahora son los líderes en solitario.
Los rusos sabían que hoy era uno de los pocos días en que la derrota les iba a acechar. Los armenios (que ahora alinean a Aronián, Akopián, Sarguisián, Petrosián y Minasián) preparan las Olimpiadas mejor que nadie (salvo, quizá, los azerbaiyanos); sus jugadores tienen mucho cuidado de no firmar contratos en fechas cercanas a la gran cita bienal. En las tres últimas olimpiadas lograron dos bronces y un oro; son los actuales campeones olímpicos. Y además tienen un motivo adicional para subir de nuevo a lo más alto del podio: dedicar el triunfo a su compañero Asrián, muerto este año en accidente de automóvil.
(...)
Armenia no es la suma de cinco buenos jugadores, sino un verdadero equipo que juega como tal. Sostiene Carlos Ilardo, mi colega argentino de La Nación –por cierto, Ilardo es probablemente el periodista de ajedrez con más espacio del mundo; publica noticias casi todos los días del año- que el nuevo sistema de puntuación en las olimpiadas (dos puntos por victoria en el encuentro, con independencia del resultado en cada tablero) favorece a selecciones como la de Armenia, estructuradas y mentalizadas para jugar en equipo, fijándose no sólo en la partida propia, sino también en las de los demás."
Blanco
